Desde la primera perdida mi marido insistía en que debía ir. Pero yo no quería, como los médicos me decían: es normal lo que te ha pasado, en la siguiente seguro que te sale bien; pues mi plan era quedarme embarazada enseguida y con eso ya se me pasarían todas las penas. Después descubrí que la pena de un embarazo perdido no se quita con otro y que huir hacia delante vivir ese duelo lo único que hace es crearme ansiedad. Se me hizo muy largo porque como tenía que quitarme las muelas del juicio tuve que retrasar la búsqueda unos 6 meses mientras me hacían las operaciones. En ese momento me parecía la mejor opción: emabarazo para superar y olvidar
Después vino el primer ectópico, me dolió que el embarazo no fuera adelante, pero pase también miedo por mi vida, porque me tuvieron 3 semanas con controles etc hasta que se me rompió la trompa, cosa que yo ya veía venir. En ese tiempo yo estaba segura que era un ectópico y tenía miedo de que me reventara la trompa y morir de una hemorragia. Después el post operatorio para mi fue muy doloroso, así que la pena por la perdida quedo algo eclipsada y como solo tuve que esperar 2 reglas pues entre la recuperación física y tal cuando me di cuenta ya estábamos manos a la obra. No me plantee ir al psicólogo
Y luego vino el embarazo, estaba tan sumida en mis miedos y en el agobio que me creaba ir al trabajo, ocultar el embarazo pero al mismo tiempo tomar todas las precauciones (trabajo en el hospital) que aunque estaba fatal no se me ocurrió ir. Y entonces paso lo peor, perdí al bebe.
Nunca he estado tan hundida, yo lo veía normal (y lo era) pero mi marido quería que fuera a terapia, se puso tan pesado que dije: pues voy!!
Y bendita la hora que decidí ir. Este ultimo ectópico lo he llevado de otra manera porque ya estaba en tratamiento con mi psicóloga. Y no solo he mejorado muchísimo, sino que he cambiado mi forma de pensar totalmente.
Me he dado cuenta de que aunque me quede embarazada y tenga un montón de bebes nunca va ser solución a todo lo que he perdido en el camino. He superado las perdidas. No os voy a mentir, cuando me acuerdo me da mucha pena, pero no es como antes, no me hundo, no se me queda la cara de acelga durante todo el día.
He pasado de vivir obsesionada con hacer pruebas y cosas relacionadas con buscar el bebe, a disfrutar de nuevo de otros aspectos de la vida.
La terapia ha cambiado mi vida de verdad, siento que vuelvo a ser feliz. No quiero que parezca que no me duele lo que me paso, porque me duele, claro que si. No penséis que será como no haber pasado esto nunca, porque siempre va a estar ahí. Siempre que veo un bebe pienso en lo que me ha pasado, pero no me produce el mismo sufrimiento que antes. Me pongo triste un rato y luego sigo con mi vida disfrutando de otras cosas y sin tener ese tema de fondo constantemente. Me queda mucho por andar aun, porque todos los días pienso varias veces en el tema, en como será cuando empiece el tratamiento, en si lo conseguiré, etc. Pero lo hago mucho menos tiempo y de una manera que no me produce ansiedad. Evidentemente tengo días mejores y peores.
No digo que todas las que pasan por esto necesiten acudir a un psicólogo, porque cada uno se gestiona de una manera. Pero si os encontráis mal no tengáis miedo de pedir ayuda. No es nada malo. Hay que olvidarse de eso de que solo van los locos, etc. Igual que vamos al ginecólogo para que nos ayude a ser madres, el aspecto psicológico también es fundamental.